Hoy tocaba ir a Ohara, un pequeño pueblo al norte de Kyoto, en uno de los valles que hay y que me habían dicho que resultaba interesante por sus templos, así que ayer vi los horarios de los autobuses y como me he levantado pronto, he ido a coger el de las 8:25h. El viaje dura una hora aproximadamente y el precio son 580Y cada trayecto, así que al final cuando he ido a comprar el billete, aunque lo normal es pillarlo en el autobus me han dado una tarjeta para un día de visitas en Kyoto que incluye metro y autobús, además de algunos descuentos. Así que yendo de camino a Ohara he pensado que podía, si me daba tiempo, la visita al Daigo-ji, hoy en vez de mañana, así mañana sólo tengo que usar el JR Pass para moverme.
Para la visita a Ohara tennía un .pdf de la oficina nacional de turismo de Japón que me indicaba un itinerario para visitar los cinco puntos más interesantes del lugar, así que he empezado por el más alejado y que estaba aislado del resto el Jakko-in en el cual he terminado una cara del shuincho, lo que más me ha gustado de este sitio ha sido el estanque con sus carpas japonesas, además está en la ladera de una montaña y está todo verde, aunque en realidad todo Japón está verde. Después he seguido la ruta indicada y he ido al Sanzen-in que es enorme y dentro tiene otros anexos, el Kannon-do y el Koji Fudo-do, todo ello con unos jardines la mar de chulos en donde había pequeñas estatuas diseminadas entre el musgo del suelo, que eran bastante graciosas, en el Kannon-do en los laterales hay miles de imagenes de Kannon alineadas.
Junto a este están el Jikkon-in, Shorin-in y el Hosen-in, lo más curioso de estos tres en que en el primero y en el tercero con la entrada te dan un té, que todo hay que decirlo no se parece en nada al que estamos acostumbrados, es té verde, pero algo denso y te dan un dulce para acompañarlo.
El más chulo de los tres ha sido el Hosen-in, con un imenso árbol en forma de piramide, que era espectácular, y que uno se podía quedar embobado mirando, aunque lo que he hecho ha sido tirarle algunas fotos, porque ya había descansado un poco en el Jikkon-in. Ya me pasó la vez que estuvimos en Kanazawa, pero cuando te pones en la posición que se usa para rezar o meditar, con las piernas plegadas y los pies atrás, les resulta curioso y te dicen que no hace falta que te pongas así, que puedes ponerte en una posición más comoda, hoy me ha pasado en el jikkon-in, que también se han sorprendido al sacarles el shuincho. De todos modos no creo que vayan muchos turistas foranéos hasta allí, hoy según la dueña del ryokan iba a ver mucha gente en todas partes pero he debido de elegir bien los sitios, porque en Ohara no había una cantidad exagerada, más bien todo lo contrario.
A eso de la una y algo he cogido el autobús de vuelta a Kyoto, esta vez no me iba a bajar en la estación de tren, si no algo antes para coger el metro de Kyoto por primera vez, porque la vez anterior no lo usé.
Kyoto sólo tiene dos líneas de metro, una de norte a sur y otra que se cruza en la única estación con trasbordo que va de oeste a este, aunque en lado oeste se divide en dos tramos, con lo cual hay un recorrido común y tienes que estar atento al tren que viene para no irte a donde no es, y este es el único pero que le pondría a mi experiencia en metro, que no tiene demasiada información en inglés y los paneles con los trenes están en cada uno de los extremos de la estación y no son muy visibles, porque en medio están los bloques de las escaleras y es algo estrecho el anden, un único andén central para las dos direcciones, al igual que en Guangzhou, el andén está aislado de las vías por una mampara con puertas.
El motivo del viaje en metro era para acercarme al Daigo-ji, en Daigo, templo declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Otro conjunto inmenso, aunque hay zonas en las que no dejan visitantes, pero aún así tienes sitio para pasar un buen rato. Para llegar al templo desde la estación he hecho un poco el tonto cogiendo un autobús, pero como no sabía muy bien como llegar y cuando he preguntado me han dicho que el autobús... pues nada, en el autobús, pero la vuelta la he hecho andando y no he tardado ni diez minutos.
Del Daigo-ji me quedo con el Bentendo, un conjunto de salón y puente que es precioso y las fotos que he visto de él en otoño con los tonos rojizos de las hojas dan ganas de volver en otoño de nuevo para verlo. he aprovechado para usar un poco el trípode, que ya iba siendo hora después de llevarlo cargado dos días, así que como no había nadie, cuando digo nadie, es que eramos cuatro gatos para un lugar que es inmenso, he plantado el trípode y a ver si luego puedo hacer algunos HDR's, que ya me vale, pongo la cámara en función braketing y luego no la quito y en Ohara la mitad de las fotos están subexpuestas y sobreexpuestas, menos mal que dentro de lo que cabe se corrige bien, pero vamos, que es para matarme.
Además del Bentendo lo que más me ha gustado ha sido la Goju-no-to, una pagoda de cinco pisos. La verdad es que aunque el tiempo, en general no acompañaba para hacer fotos, porque estaba totalmente cubierto, he tenido algunos rayos de sol en el Daigo-ji, la pena es que no había llegado ni a la pagoda ni al Bentendo. Ya eran casi las tres y me iba a costar encontrar un sitio para comer, así que como la estación de metro de Daigo está en un centro comercial he pensado que habría algún sitio para comer y, efectivamente así era, había KFC, Mcdonald's... pero como no he venido a Japón a probar las delicatessen americanas he comido en un sitio autóctono, a pesar del servicio rápido y ha sido un plato de sopa de ramen, con un filete tokensu con huevo y un cuenco de arroz y estaba muy rico, sobre todo la carne con el huevo. Para la tarde la idea era retomar el plan original esto es ir a Osaka, para ello he cogido el metro hasta el final de la línea en Rokujizo, dos paradas y volver a Kyoto en la Nara line, de esto modo seguro que tardaba menos que volviendo en metro. En Kyoto he cogido el primer tren que iba para Osaka, pero me ha sido un error, porque paraba en todas las estaciones, pero el error lo he subsanado en una estación donde he visto que había gente esperando otro tren y en el que iba se ha parado más de lo habitual y he esperado a ver si los carteles cambiaban al inglés para ver a donde venia el que tenía pinta de ser un expreso (van con letras rojas) pero no cambiaban, pero aún así me he bajado y he acertado, porque iba para Himeji y de paso pasaría por Osaka.
En este tren me he dado un par de golpes con la barra de los equipajes y les ha hecho gracia a un par de abueletes, sobre todo a la señora, que era muy bajita y me ha empezado a hablar en japonés riéndose y yo sin saber que decir, menos mal que el hombre sabía un poquito de inglés y nos hemos entendido, la verdad es que ha sido muy gracios todo. En Osaka la idea era subir al Umeda, un edificio que tiene un mirador de 360º sin cristalera y en el que no te dicen nada si subes trípode, un lujo, vamos, para hacer unas nocturnas, el caso es que he llegado lo suficientemente tarde para no poder ir a ningún sitio interesante y demasiado pronto para hacer lo que quería, así que he deambulado un poco, pero luego he pensado que mejor me iba al Umeda y subía, esto pensando que era más tarde... y arriba a 173m de altura corria un poco de viento y he pasado una hora y pico hasta que ha anochecido, aunque yo al menos iba con algo para el aire, pero había un californiano (y van dos) que iba en bermudas y manga corta y estaba pasando frío el pobre. Luego se ha puesto una chica japonesa a mi lado a hablarme en japonés y ni idea, pero me ha estado gracioso, más que nada, porque no nos entendiamos, pero le han gustado las fotos que he hecho, algo es algo :)
La vuelta la he hecho en un rápido, pero iba hasta las trancas, se notaba que era la hora de vuelta a casa y también he metido la pata, porque teniendo el JR Pass podía haber pillado el Thunderbird que iba detrás vacio y que la gente normal no coge por ser un servicio Limited Express y costar más... el caso que cuando he llegado a Kyoto el sitio donde pensaba cenar estaba para cerrar, así que he ido a otro y he cenado okonomiyake y unas bolitas como las que comí en Guangzhou el año pasado y que hacen en la calle y no tenía ni idea de qué eran pero estaban buenas, aquí he descubierto que están rellenas de pulpo... como para no estar buenas ;) Lo que todavía no he comido son las galletas pez... pero es que tampoco las he visto... que pena que Takayama quede tan lejos, si no, me iba a visitar la tienda de las galletitas pez.
Mañana toca salida hacia el sur, aunque como he quitado parte del plan del día por haberlo hecho hoy a lo mejor a la vuelta paro en Fushimi-inari, pero veremos como voy de tiempo, hora a la que salgo, condiciones ambientales...
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