viernes, 28 de septiembre de 2018

Día 8 - New York (2011)



El último día en New York amaneció como casi todos los anteriores, cubierto...
El hotel lo teníamos que dejar a las 11:00 pero el vuelo no lo teníamos hasta las 17:50, de todos modos, haciendo calculos pensamos que deberíamos estar de camino al aeropuerto sobre las 14:30h 15:00h con lo cual, viendo los horarios de los autobuses al aeropuerto tenía que ser el de las 14:45h o, como mal menor, el siguiente a las 15:15h, una de las cosas de New York es que el tráfico es un poco caótico, sobre todo saliendo y entrando de Manhattan, así que mejor ser previsores.

Las maletas las dejamos en el hotel y nos fuímos a Harlem a ver el Apollo y la 125st. Aunque no me sentí inseguro en ningún momento por la 125st, tampoco era cosa de tentar a la suerte, así que no saqué la cámara y menos cuando llevaba la mochila con todo el equipo, porque la mochila de la cámara no la dejo por ahí. Así las fotos que hicimos sólo fueron con la cámara de mi prima.



Entramos en un sitio a tomar un smoothie, un batido de frutas natural, que estaba riquísimo y con el batido en mano paseamos por la calle, viendo la gente y la calle. Nos cruzamos con alguno con pinta de malote, a lo mejor real, a lo mejor fachada, con alguno contándose la vida a sí mismo (es bastante habitual), otro enfado con el mundo y el que estaba en la acera de enfrente, todo de lo más varipinto y gente con la que te cruzarías en cualquier parte, lo normal, vamos, eso sí, mientras que en el mismo recorrido hecho en la parte sur nos habríamos cruzado con 15 policías en Harlem sólo vimos un coche y sin ninguno dentro... La 125st tiene nombre, Martin Luther King Jr. y bajamos por Malcolm X Blvd. hasta el norte de central park. Curioso.


 Bajamos un poquito por Central Park, bueno más bien por el lateral hasta que nos cansamos y cogimos un autobús hasta la 42st. que nos dejó en la puerta de la biblioteca pública.

Como la anterior vez intentamos entrar no pudimos esta vez, aunque ya casi se nos hacia tarde entramos, al menos hicimos acto de presencia en su interior, de aquí vuelta al hotel a coger la maleta.

Tuvimos suerte y llegamos a la estación para coger el autobús de las 14:45h. Como habíamos previsto el tráfico era un caos y de los 45 minutos que nos dijeron que tardaban pasamos a la hora y algo, si además sumamos un despiste de un pasajero y que hasta que llegó a dejarnos en la terminal 4 paró en tres anteriores, nos da que llegamos al mostrador de facturación a las 16:30h más o menos.

Una vez facturado el equipaje hay que llevarlo al scáner. A diferencia de Barajas, por ejemplo, que el pasajero no sabe que su equipaje pasa por uno de ellos, aquí tienes la seguridad total que va a pasar, porque lo tienes que llevar hasta la misma entrada de él. 

Ya sin maletas nos vamos hacia las puertas de embarque, pero antes hay que pasar el control de seguridad, primero entregas tu pasaporte y tarjeta de embarque a un operario que te pregunta como te apellidas, nombre y destino, si lo que dices se corresponde con el pasaporte y la tarjeta de embarque te lo marca y pasas al arco. En el arco me mosquee un poco, primero porque lleves zapatillas o no, a todo el mundo le hacen descalzarse, supongo que hasta llevando chanclas... pero lo peor es que el que tenía delante de mi en la fila para poner las cosas en bandejas usó 6 por lo menos, la operaria que estaba allí para controlar, estaba a sus tonterias, así que tuve que empujar todas las bandejas para que pasasen por el escáner, porque el memo de delante se fue al arco, que sí, que podía haber cogido y puesto mis cosas delante, pero uno es así de gilipollas, porque claro, una vez pasado el arco, ¿para qué va a recoger sus seis bandejas y vestirse en una mesa 5m metros más allá cuando lo podemos hacer junto al escáner? pues nada, hasta que el marqués se vistió y recogió sus cosas, estuve esperando, que no tenia prisa tampoco, pero esas cosas me dan bastante por saco. Cogí mi mochila y mis bandejas y me las llevé al banco a calzarme y olvidarme de todo.
                         



           Antes de embarcar nos comimos una pizza, porque no habíamos comido nada en todo el día, al final ni perrito caliente en la calle como habíamos pensado y, lo más curioso, es que no hemos comido ni una hamburguesa en NYC.

Hora de embarcar, como en Zürich, entramos con buena parte del pasaje embarcado y sin esperar. Esta vez, sí, un A330 nos llevaba de vuelta a Europa, con lo cual se nos terminaba el viaje.

En Zürich estuvimos cuatro horas de escala, mucho tiempo, pero era el viaje de vuelta que más se adaptaba al presupuesto... a eso de las 15:00h aterrizábamos en Madrid-Barajas y ahí, sí, se terminaba nuestro viaje, al menos para mi, porque mi prima se iba esa misma tarde para Cáceres. Una campeona :)

Me ha gustado la experiencia. 


Entrada originalmente publicada en Fotolog el 6 de Octubre de 2011.

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