miércoles, 17 de junio de 2015

Día 2 - Niagara Falls


A pesar del tiempo que llevaba sin dormir, al final no he dormido tanto como pensaba y al final, más pronto de lo previsto me levanté y aproveché para escribir el rollo de la anterior entrada mientras llegaba la hora de ponerse en marcha. Mientras estaba liado cayó una buena tromba de agua, no como el diluvio universal de la semana pasada en Madrid, pero si lo suficiente, como para quitar las ganas de salir a dar un paseo. La previsión decía que hasta las doce más o menos no iba hacer buen tiempo.


En este hotel tenemos el desayuno incluido y, por fin, un sitio en condiciones para desayunar, sin agobios de gente y con un poco de todo, aunque las salchichas y la tortilla no me han hecho mucha gracia, las salchichas estaban muy sosas y la supuesta tortilla, tampoco estaba muy allá, sin embargo tienen los honey nut loops de colorines y luego he comido una magdalena de canela que estaba muy rica, aunque consistente. Mientras desayunábamos estuvimos decidiendo que hacer en esas tres horas que teníamos hasta que se despejara el día y como tenemos coche, pues hemos pensado en acercarnos a un outlet que estaba a quince minutos. 


Nos hemos preparado la ruta con el maps y hemos llegado sin problemas, la verdad es que esta vez no era nada complicado y además miré antes en el street view la salida que tenía que coger, así que no hemos tenido que hacer cosas raras. Cuando hemos llegado había muy poca gente y es que hemos llegado cuando abrian practicamente. Hemos estado mirando algunas tiendas y he entrado en una de telefonía a preguntar por una tarjeta prepago para datos... lo he flipado un poco, porque me quejo de las tarifas en España, pero aquí era un mes con la friolera de 100mB de descarga por 10$, la más económica eran 500mB por 30$, así que he salido como he entrado y seguiré aprovechando las wifi libres que pueda. Después de hacer algunas compras hemos ido a una tienda gigantesca de pesca, por cotillear, más que nada... La decoración era un pasada, dentro del estilo de la tienda, ya que tenía un montón de bichos disecados, entre ellos un mapache..., un acuario, una cascada, los probadores eran casetas de montaña, en fin todo muy del estilo del publico al que iba dirigido.


Cuando hemos salido ya había clareado el día y empezaba a pegar el sol, así que hemos vuelto a Niagara para ver la principal atracción turística de la zona, las cataratas. Hemos pasado por el centro de bienvenida al turista, pero allí solamente tenían abonos, si querías montar en el barco solamente tenías que ir al sitio de donde salen. No hemos comprado el abono, porque eran 50$CA más tasas y de las cuatro atracciones sólo nos interesaba una realmente y otra a medias, así que hemos ido directamente al barco, que al cambio han sido unos 22€ con tasas.


Para coger el barco hay que bajar, ya que, lógicamente, las cascadas hacen que el curso del río esté a un nivel inferior y este se encuentra encajonado como en un cañón. Las cataratas son tres, la Horseshoe, que es la más grande, la American y junto a ella la Bridal Veil que es la más pequeña. El primer tramo de la bajada es andando, pero luego hay unos ascensores que funcionan a pleno rendimiento, porque aquí viene mucho turista y todos venimos a lo mismo. Una vez abajo, te hacen la foto de rigor con el croma, y te dan un chubasquero rojo, si coges un barco en el lado yankee es azul. Hay dos barcos por cada país, así que se van turnando, y nunca coinciden dos debajo de la cascada de herradura. El barco del lado canadiense es del tipo catamarán y bastante más grande que el américano. Hemos entrado un buen puñado de gente, entre ellos un grupo, aparentemente de españoles y hemos zarpado.


El tour dura unos cuarenta y cinco minutos. A los cinco minutos de salir nos han acercado a las cataratas American y Bridal Veil, que están pegadas, en el lado américano y el spray que sueltan han dejado toda la cubierta empapada y a todos los presentes. Aquí es donde he dado gracias a tener un equipo preparado para el agua, porque la cámara y los objetivos están preparados para ello y además el Xperia Z se ha portado bastante bien, aunque al final se me ha condensado un poco de agua en la cámara, pero no ha sido nada con toda la que le ha caído encima, porque después, cuando nos han acercado a la Horseshoe aquello ha sido un auténtico diluvio, el barco entra en la zona de caída de la Horseshoe y parece que no puede avanzar de la fuerza que lleva el agua, allí abajo estás prácticamente rodeado por la caída y el sonido es brutal, miras hacia arriba y sólo ves spray, es bastante impresionante la verdad, si llega a costar un poco menos habíamos repetido nada más salir.

Una vez de vuelta, calados los pantalones y las zapatillas hemos decidido que era buena hora para ir comiendo, así que hemos ido a Clifton Hill, que es una calle, que es como un parque de atracciones, todos los locales son ludicos, restaurantes, museos, como el de cera, el de los récords o el Believe or Not, que es el segundo que veo, ya que cuando estuve en Jeju había uno y, como el de allí, el edificio es de lo más curioso, en este caso es una mini réplica del Empire State medio cayendose, también hay mini golfs, temáticos, una noria y un montón de cosas más, así que es una calle animada y hay restaurantes, así que hemos comido en uno de ellos, Boston Pizza. No hay foto de la pizza, The Meateor, pero estaba riquísima, además con contenido y la masa crujiente, pero ha sido allí donde me he dado cuenta que la cámara del Xperia tenía condensaciñon.

Al salir, como estábamos relativamente cerca del hotel, nos hemos vuelto un rato, para ver si quitaba la condensación y descansar. El problema del móvil, casi ha desaparecido solo poniéndolo al sol de camino al hotel, porque la verdad es que una vez que ha abierto el día ha hecho bastante calor, menos mal que nos pusimos crema y cogimos la gorra. Tras la breve parada técnica, de casi hora y media en el hotel nos bajamos otra vez al Niagara para ir al puente Rainbow, que es uno de los puentes que comunica ambas fronteras, para ver si podíamos llegar hasta la mitad y tener otra perspectiva de la zona, pero no hemos llegado ni a preguntar, habría que pasar inmigración y luego si terminábamos cruzando lo mismo, para volver a las cuatro horas y realizar los mismos trámites, así que nada, vuelta a pasear por las cascadas.


Después de hacer tiempo, se iba acercando la hora de la cena, así que hemos ido a ver una zona al lado del hotel, en Fallsview Boulevard que es otra calle más comercial, pero tras el casino y un par de hoteles se ha terminado lo que se daba, así que como estábamos al lado de un restaurante, nos hemos metido a cenar. Tampoco he hecho foto, pero estaba muy rico, una pechuga de pollo con salsa de lima y arroz, Como ya había casi anochecido hemos bajado de nuevo al paseo Niagara para hacer unas nocturnas, Alberto se volvió un poco antes al hotel y yo estuve con las fotos por las zonas que ya habíamos pateado durante todo el día.


La verdad es que salvo las cascadas y la Clifton Hill, Niagara, tiene poco más, si es un sitio turístico, pero no hay mucho más que ver. Tampoco se si es por la fecha y ser entre semana, pero aunque hay gente, no está muy masificado, supongo que un fin de semana será diferente, pero no hay agobios de gente en ningún lado, eso si, los locales de restauración son todos enormes, así que debe ser un poco indicativo de la cantidad de gente que tienen que soportar en otros momentos. Y ya que estoy con algunas curiosidades, los canadienses, en general deben comprar los coches sin intermitentes, pensaba que serían más respetuosos con los límites de velocidad, pero en autopista casi todos iban 20km/h por encima de los 100Km/h de límite, lo bueno para mi es que usan el sistema internacional, tienen un cartel a los pocos kilómetros de la frontera de conversión a millas para los yankees. Si sobrepasas el límite de velocidad en 50km/h tendrás una multa de 10000$CA, retirada del carnet e inmovilización del vehículo y la última curiosidad por hoy, el grifo de la ducha, por ejemplo, es giratorio en el mismo sentido, según le vas dando va saliendo el agua más caliente.


Y esto ha sido todo por Niagara, mañana nos vamos a Toronto, aunque de camino pararemos por Lakeside Park en St. Catharines, Cerca de allí vivía Neil Pearl y pasó parte de su infancia en ese parque, así que por los recuerdos que le traía y los cambios que ha habido con el paso del tiempo compuso la canción del mismo título para el disco Caress of Steel. Por la tarde iremos al primero de los cuatro conciertos de RUSH que nos esperan en estos días.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que asssssssssco dais...