Como el día anterior habíamos dejado prácticamente todo preparado para el traslado, nada más terminar de desayunar nos llevaron al muelle para coger la lancha rápida para ir a Koh Mak. Pensaba que nos llevarían al muelle al que llegamos, pero la lancha se cogía más cerca, en el muelle en donde habíamos comido el primer día que cogimos las motos. Después de esperar un poco nos montamos en la lancha y arrancamos para remontar un poco el río para recoger gente para después salir al mar y parar en otro par de sitios antes de encarar dirección Koh Mak.
Ko Mak es la isla más pequeña de las tres en las que nos íbamos a quedar y está a medio camino de Koh Kood y Koh Chang. La isla me resultó muy comoda, todo está cerca yendo en moto, porque desde que llegamos alquilamos una y apenas había tráfico, al igual que en Koh Kood casi todos los coches eran pick ups para llevar cosas o gente. El trayecto hasta Koh Mak fue tranquilo, el mar no esta agitado y en apenas una hora llegábamos a la isla. Allí nos estaban esperando para llevarnos al hotel.
El hotel en donde nos quedamos se encuentra en el lado oeste de la isla, era pequeño, ocho bungalows alrededor de una piscina y una playa pequeña. El problema de Koh Mak es que las playas tienen moscas de arena, así que además de embadurnarte de crema hay que usar aceite de coco para que se queden pegadas y no piquen. Por lo demás, la isla es perfecta, aunque la playa del resort me gustó menos que la del anterior, pero la piscina estaba mejor, aunque cuando llegamos estaba tomada por unas parejas danesas que se estaban calentando por dentro y por fuera y tenían su propia fiesta en ella. La verdad es que eran un tanto molestos, porque el sitio es la mar de tranquilo.
Una vez instalados, nuestro bungalow ya estaba listo, cogimos las motos para dar una vuelta. Lo primero que hicimos fue ir a tomar algo al punto más alto de la isla, que tampoco es muy alto, ya que en general la isla es bastante llana y tras refrescarnos un poco estuvimos en un muelle que tenía un bar y desde el que se veía un pequeño arrecife, tenía pinta de ser un sitio la mar de interesante para hacer snorkel. Ya era hora de comer, así que cruzamos la isla para ir a un restaurante donde ponían pescado principalmente.
Junto al restaurante hay una casa museo tradicional tailandesa, era curiosa, más que nada porque tenían un montón de cosas con las que podíamos ver como han ido evolucionando al paso de los años. La comida, como no podía ser de otra forma fue pescado, además de una sopa de pescado y unos cangrejos blandos crujientes que se comía todo. No me gustan los cangrejos, pero como no tenía que estar trasteando con ellos para sacar una pizca algo que comer los probé, no estaban mal, pero tampoco me entusiasmaron. Tras la comida volvimos al hotel en donde seguían los daneses en la piscina a lo suyo. Fue el primer día que descansamos un poco a medio día, pero entre el madrugón y el viaje nos vino bien un rato de descanso.
Después del rato de descanso salimos a la piscina, en donde seguían los daneses, pasamos un rato y nos dimos un paseo por la playa para ir al resort de al lado, al que Amaia y Patxo llamaban el de los hippies, porque era bastante hippie, en donde nos tomamos uns granizados bastante ricos. Por la playa aprovechamos para hacer algunas fotos del ocaso y para ver algunos cangrejos ermitaños que había. Cuando llegamos al hotel ya apenas había luz y nos preparamos para salir a tomar algo y cenar.
El día que llegamos a Koh Mak se celebraba en Tailandia el Loi Krathong, que coincide con la luna llena de Noviembre y en donde los tailandeses sueltan en el agua los Loi Krathong que son una especie de barquitos hechos con plantas, hojas y flores a los que se les ponen velas y se sueltan en el agua para que se lleven las cosas malas y traigan las buenas. Así que aunque en el bar de los hippies iban a soltarlos cogimos las motos y fuimos al muelle principal en donde tenían puestos de comida a lo largo del mismo y al final había un escenario en donde estaban dando unos premios, o eso entendíamos y por detrás la gente se dedicaba a soltar los loi Krathong en el agua.
Había un montón de gente, la verdad, entre turistas y locales la mayoría de la isla debía estar por allí. No probamos nada en ninguno de los puestos y nos fuimos a buscar algún sitio en donde cenar.
Antes de cenar decidimos parar en un sitio a tomar algo. Nos atendió un occidental, que estaba tomándose unas cervezas con unos amigos y nos dijo que si queríamos cenar, que nanai, que estaba su mujer en el muelle, como le dijimos que sólo queríamos bebidas, nos dijo que vale, pero que no fuera muy complicado... el caso es que nos puso tres vinos en copas de brandy y una coca cola. Estábamos tranquilamente a lo nuestro cuando llegó la mujer, que era la dueña del sitio y nos pidió disculpas por la atención recibida, además de tener algunos intercambios de palabras con el hombre. Nos dijo que nos invitaba a otra ronda, pero como era tarde y teníamos que buscar un sitio y no queríamos que nos volviera a pasar como hacía dos noches con el sr. paciente, declinamos la invitación y nos fuimos a buscar un sitio para cenar. Aunque antes la dueña nos dio un par de Loi Krathong para que los soltaramos en el agua.
Así que paramos en el hotel a soltar los Loi Krathong y después salimos abuscar un sitio para cenar. Al final paramos en un sitio de los pocos que estaban abiertos, ya que la mayoría de la gente estaba en el muelle y la verdad es que cenamos bastante bien, además de tener un servicio bastante rápido esta vez. Al terminar de cenar, como no había casi nada abierto nos volvimos al hotel en donde nos tomamos algo en el bar y después terminamos en la terraza del bungalow charlando un poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario