sábado, 15 de noviembre de 2014

Día 14 - Hong Kong


Y llegó el día en que se terminaba mi paseo por Taiwán, como se suele decir, al final todo lo bueno se acaba. Me levanté pronto, a ver si con un poco de suerte pudiera spottear, pero iba a ser que no, me tuve que conformar con ver los movimientos de los aviones desde la ventana de la habitación y ha sido una pena que no pudiera aprovechar para spottear en Taoyuan, porque una de sus dos pistas está en obras, así que está cerrada y todo el tráfico se mueve por una, con lo cual siempre es mejor, sólo te pierdes lo que sale o entra, pero no eso más lo que va por la otra pista, en Madrid como tenemos cuatro, aunque funcionan como dos, terminamos perdiéndonos todo lo que pasa menos en una, salvo que vayas al túnel que sólo te pierdes lo que se queda en el satélite. En fin, que cuando se hizo la hora bajé a desayunar, que para eso tenía desayuno en el hotel.


Creo que no he tenido un buffett de desayuno como el de Taoyuan desde que estuve en Santo Domingo en uno de esos sitios con pulserita y es que había de todo y si no, te lo preparaban, al final termina agobiando un poco, porque no sabes por donde empezar. Así que me fui al clásico tazón de cereales y luego pedí una tortilla con queso, tomate y cebolla, que las preparaban en el momento, la acompañé con un poco de bacon y un "harsh brown" y los típicos zumos y un yogur. Salí bien servido, pero podía haber dado una segunda vuelta. Subí a la habitación a recoger los trastos y bajé un poco antes de la hora que tenía acordada la lanzadera al aeropuerto, como me dijeron que ya no había ninguna hasta la que había pedido estuve esperando un poco.


Desde el hotel al aeropuerto apenas llega a cinco minutos, así que en nada estaba facturando. Me preguntaron cuanto tiempo iba a estar en Hong Kong, pero esta vez no me pidieron que les mostrara el siguiente billete, creo que esto ha sido porque no llevaba billetes de ida y vuelta, porque nunca me había pasado, el caso es que una vez pasada la maleta por el escáner pude pasar a la zona de embarque. El control de seguridad sin problemas, pero en inmigración estuve un buen rato esperando y cuando me tocó debí pasar por el agente de inmigración más pejiguera de la fila, y eso que me largaba, que si llego a entrar, no se... cuando digo que miró el pasaporte con lupa, no exagero, lo miró con lupa, de esas que tienen linterna, las hojas, las costuras de las hojas, los elementos de seguridad... vale que tengo el pasaporte un poco trotado, pero tampoco está tan mal, total, que después de cinco minutos o más, paso, ahora si, a la zona de embarque.


Quedaba un buen rato para la salida del vuelo, de hecho, el avión aún no había llegado, así que aproveché para dar una vuelta y ver si podía hacer alguna foto a los aviones, pero no me han gustado los resultados, contra luz y además los cristales eran tintados, así que una castaña. Miré en alguna tienda a ver si podía comprar algo, para gastar alguno de los dólares de Taiwán que me quedaban, sobre todo las monedas, pero no vi nada que me gustase o que mereciera la pena comprar. Cuando llegó el avión ya estaba en la zona de la puerta de embarque. El avión que me iba a llevar a Hong Kong era el B-LNO, un A330 de Hong Kong Airlines que apenas tiene un año y tres meses desde su entrega, empezamos el embarque con retraso, pero fue bastante rápido.

Una vez en el avión estuve haciendo algunas fotos, pero llegó la alegría de la huerta de mi compañero y se terminó lo que se daba, un tipo simpático, la verdad... tampoco espero hablar con mi vecino, no lo suelo hacer, pero que menos que saludar o facilitarte la salida, pero ni una cosa ni la otra. Al final no se como salimos de hora de Taipei, pero el vuelo fue bastante bien, no era muy largo, apenas una hora y media, me puse a ver "Chef", porque si, aunque fuese un vuelo corto había entretenimiento a bordo, un montón de cosas para ver, aunque la mayoría ya las había visto, incluso en el vuelo a Singapur, pero oye, que se agradece, además nos dieron servicio de comida, cosa que no esperaba, y para redondear, pude comprar el llavero de "Remove before flight" correspondiente, así que muy buena mi experiencia con Hong Kong Airlines.


Una vez en Hong Kong, nos dejaron en remoto, tardamos un poco más, pero vamos, casi nada, además nada más subir a la terminal estabas en inmigración. Sin problemas para la entrada, aunque no me han sellado el pasaporte, me han dado un papelito, que ni han pegado ni nada, espero que sellen la salida, para que quede constancia de mi paso por aquí de nuevo. Estuve esperando la maleta un poco, pero una vez empezaron a salir fue de las primeras. Así que salí de la zona de recogida de equipajes y me fui a cambiar dinero, cambié los dólares taiwaneses que me quedaban en billete y unos pocos euros, como en el sitio tenían tarjetas prepago cogí una.

Chek Lap Kok es bastante grande, pero aunque al principio es un poco lioso, al final uno se acostumbra a las indicaciones y terminé saliendo por donde debía, porque el hotel lo tenía cerca del aeropuerto, ya que mi principal razón para venir aquí era la de spottear y bueno, que el billete salía mejor de precio también. Al final terminé llegando al hotel y haciendo el check-in, pregunté la posibilidad de un check-out late, pero para la hora que quería me cobraban el precio de la habitación, así que como que no, que el hotel no es barato precisamente, ya me las apañaré el domingo para no volver oliendo a tigre de bengala, porque el vuelo sale por la noche y tengo todo el día para pasarlo por ahí y lógicamente es lo que haré. Para tener wifi gratis me tuve que registrar como miembro, como era gratis, pues nada, una tarjeta de fidelización más que tengo.


La habitación es enorme, muy al estilo yankee, que para eso es un Marriott.  Así que lo primero que hice fue registrar la SIM, y luego usar la wifi, pero no había manera de conectar y tuve que bajar a recepción y es que como "last name", han puesto realmente el "last", o sea, el segundo apellido, lo cual es mejor, porque el primero es compuesto, pero estuve haciendo combinaciones varias, pero no se me ocurrió usar el segundo sólo. Una vez todo arreglado me fui a la terminal con todos los chismes, al observatorio de la terminal 1. La terraza está bien, pero el día que tenía era el típico de estos lares, con sol, por suerte, pero una bruma o neblina que apenas se veía Lantau y está al lado, así que entre eso, la hora que era más bien tarde y el contraluz, me fui al cabo de un rato, porque además tenía que buscar en Hong Kong un disparador si quería hacer fotos en las "Symphony of Lights".

No estaba muy seguro si tenía dinero en mi Octopus, pero sí, si tenía casi siete dólares de Hong Kong, así que metí doscientos y me monté en el Aex para llegar antes, el Aex cuesta cien, así que iba a andar justo para la vuelta, pero bueno, fue lo primero que pensé, porque además siempre tengo tiempo de meter más en la estaciones de metro. El Aex me dejó en Hong Kong y me fui a buscar la calle donde están las tiendas de fotografía, me acordaba por donde era, así que me fue por los centros comerciales hasta llegar a la zona y salí fuera, pero me lié un poco y encendí el GPS, y fue peor, porque apenas pillaba señal, supongo que entre tanto edifcio triangular es complicado, pero me lió un buen rato hasta que di con la calle y el sitio al que quería ir. Compré el disparador y una tarjeta de memoria de más capacidad y más rápida.


Con las compras hechas a volver deprisa a Kowloon, y lo mejor es hacerlo en los Star Ferry, así que hasta el muelle central y al ferry. Como me gustan estos chismes, son cutres y viejos, pero espero que nos los cambien nunca. En poco tiempo ya estaba en Kowloon y me fui al paseo para hacer las fotos, pero ya estaba pillada la primera fila, pero aprovechando la barandilla y el respaldo de los asientos, puse el trípode y me senté a esperar que faltaban cuarenta minutos. Mientras estuve haciendo algunas fotos y luego, pues nada, a disfrutar del espectáculo, que es de lo más simple, pero me gusta, primero la presentación de los "artistas", o sea de los edificios que van a entrar en escena, no todos los días son los mismo, y una vez presentados, pues nada, música y acción. La tontería dura unos quince minutos, pero te quedas un poco tonto con tanta luz, esta gente lo del ahorro energético y la contaminación lumínica no son conceptos que tengan muy presentes.

Cuando terminó hubo desbandada y me dediqué a hacer alguna otra foto, porque aunque no esté la sinfonía los edificios se siguen iluminando. Mientras estaba en ello pusieron detrás en el museo un espectáculo audio visual reflejado en la fachada promocionando Hong Kong. Así que la gente se quedó hasta que se acabó y después sí, desbandada incluida la mia, que había que ir pensando en cenar. Así que me vino a la mente un sitio donde comí hace tres años sushi y me fui a buscarlo. Me despisté un poco, pero lo encontré. El sitio está igual, pero han cambiado la carta, me dieron una tablet y fui seleccionando lo que quería, lo malo es que lo que quería era sólo para la hora de la comida, así que fui cogiendo diferentes piezas de sushi hasta que ya consideré que estaba bien, revisas el pedido y si está bien lo envías. Al cabo de unos minutos tenía el pedido en la mesa. Cuando terminé, como me había quedado un poco corto hice otro pedido y al final, esta vez, si, terminé satisfecho.


Hora de volver al hotel, así que al metro, pero mirando donde lo había cogido y como llegar al aeropuerto casi que preferí volver a Hong Kong, esta vez en metro y coger el Aex, hasta el final, que está al lado del hotel. Antes metí más dinero en la Octopus, porque no me iba a llegar, aunque al final no me hubiera hecho falta, porque no se por qué, el Aex me salió gratis o por muy poco dinero, porque cuando salí me marcó 0 y con el balance como a la entrada, así que genial. Una vez en el hotel no me apetecía nada, además de ser tarde, así que dejé la entrada para el día siguiente, o sea, hoy.

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