jueves, 24 de enero de 2019

Día 6 - Koh Mak


Otro día que me despertaba demasiado temprano, curioso, porque la cama de aquí era más de mi estilo que la de Koh Kood, en el que el colchón pedía un cambio, pero también es cierto que allí estábamos aún recuperándonos de la paliza del viaje y en Koh Mak estábamos con un ritmo más relajado. El caso es que estuve haciendo tiempo hasta que nos pusimos en marcha, primero desayuno y luego cogimos las motos. El susto del día anterior no fue nada importante realmente y además, por lo que había visto en Koh Mak no había mucho problema para moverse con ellas, la isla es bastante pequeña y muy plana, hay apenas una pequeña colina y ya la habíamos subido el primer día, así que atravesamos la isla de oeste a este para llegar a una playa.


Allí había un chiringuito y le dijimos que queríamos ir a Koh Kradat, una pequeña isla que se encuentra a poca de distancia de Koh Mak cuyo principal atractivo es que hay ciervos. Así que tras una llamada y una pequeña espera apareció un lugareño con un bote de pesca en el cual nos acomodamos como pudimos y nos llevó a la isla, apenas unos quince minutos de travesía, si es que llega. Con el movimiento del bote y como estábamos sentados lo mejor fue no intentar hacer fotos desde el bote, ya que no estábamos muy estables.


Al llegar esperamos unos minutos para montarnos en un tractor, paseo incluido en la visita, que te lleva al lado este de la isla en donde hay una playa bastante tranquila. El paseo en tractor la verdad es que fue bastante incomodo, atravesamos la pequeña isla en donde vimos que muchas palmeras parecían estar enfermas o algo así, porque solo tenían tronco, el camino no tenía perdida porque estaba bien marcado por las roderas que había hecho el tractor durante los paseos. En la playa nos dejaron, aquí no nos entendimos demasiado con el paisano, ya que le dijimos que íbamos a estar un rato solamente para hacer unas fotos, tampoco hay mucho que ver y luego volver, vamos, lo que vienen a ser cinco minutos. El caso es que el tractorista se largó y nos dejó allí.

Ya que estábamos allí estuvimos un rato más haciendo fotos, pero tampoco es que hubiera mucho que hacer, lo más curioso era una palmera en medio de la playa con el tronco saliendo de la arena en angulo agudo y del resto sólo destacar lo guarra que llega a ser la gente, ya que había bastante suciedad por allí. En Tailandia parece ser que los más preocupados por la limpieza de las playas son los turistas, ya que los locales parecen bastante despreocupados en ese tema. En Koh Mak había un grupo con camisetas amarillas, formado principalmente por occidentales que residen en la isla que hacen batidas de limpieza por las playas.

El tiempo pasaba y no aparecía el tractor, así que aburridos decidimos volver andando hasta el muelle de llegada, total apenas había un kilómetro y medio de distancia y andando casi iríamos más rápido que andando. A medio camino nos encontramos con el tractor, que venía a por nosotros, nos montamos y llegamos al muelle. Es alrededor del muelle donde se concentra toda la población de la isla, apenas dos casas y la mayoría de los ciervos también están por allí. Algunos están bastante acostumbrados a los humanos y no se asustan cuando te acercas.

De vuelta a Koh Mak en el bote cogimos las motos y nos paramos a comer en el mismo sitio del día anterior. La tarde la pasamos en el hotel vagueando en la piscina.  A última hora nos acercamos al resort de al lado a tomar algo y después cogimos las motos para ir a cenar, volvimos al sitio en el que cenamos el primer día, pero esta vez cenamos pescado frito. La verdad es que el sitio nos gustó. Antes de volver al hotel paramos en un sitio al lado del cruce a nuestro hotel y allí me di cuenta que me había dejado la bolsa de Rush en donde la cena, así que me tocaba volver a por ella, pero al final lo hizo Patxo que no tardó nada. De vuelta al hotel decidí aprovechar para hacer alguna nocturna en la playa, pero tampoco fue nada del otro mundo.


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