Día 1 - New York (2011)

 Me levanté como si tuviese que ir a trabajar en turno de mañana, pero sin las prisas de tener que llegar a una hora, puesto que íbamos con bastante tiempo. Al facturar nos colocaron en el vuelo de Zúrich a New York ya juntos y, como teníamos tiempo de sobra desayunamos en la cantina.

Un poquito más tarde de lo previsto y con amenaza de que al llegar a Zúrich íbamos a tener retraso para aterrizar salimos de Madrid. Lo del retraso me preocupaba un poco, porque la escala en Zúrich era de sólo una hora y hay que moverse entre terminales, aunque la verdad es que kloten es muy apañado para eso, al ser un aeropuerto relativamente pequeño y se llega bien, de hecho, hemos ido de una terminal a otra, pasando control de pasaportes, cogiendo el tren para ir de la terminal A a la E, control de seguridad y control de ESTA en una media hora. Cuando hemos llegado a la puerta de embarque hemos entrado directamente al avión porque ya habían empezado hacia media hora el embarque.

El avión lo habían cambiado, como ya me avisó el del mostrador de Swissport el día anterior en Barajas, pero yo pensaba que sería un cambio de equipo entre A330, si el A330-200 o el A330-300, pero no, en vez de A330, nos habían puesto un A340. Está bien el avión, pero me hacía ilusión volar en uno de los A330, puesto que sólo lo he hecho una vez, pero bueno.

El avión no estaba completo, de hecho la gente se ha ido cambiando y es que el A340 es un poco más grande que el A330, así que es normal que quedasen más plazas. El viaje no ha estado mal, excepto por un niño que nos ha dado el viaje con los lloros, gritos y demás de un niño de corta edad, cortísima, al que encima parece que le estás tocando las narices continuamente para que chille. Con ese plan, el rato que he intentado dormir la siesta no ha podido ser todo lo que hubiese querido, pero bueno.

Al llegar a JFK hemos tenido que pasar inmigración... una hora de cola para llegar a que te hagan la foto y te tomen las huellas de los diez dedos, además de preguntarte a qué vas, por mi parte, no he tenido que poner todos los dedos, porque me ha preguntado el tipo que si había estado antes en yankeelandia y le he dicho que sí, que el año pasado había estado en Washington, así que me ha pedido que pusiese los cuatro dedos de la mano derecha, ha debido de comprobar que coíncidian con los del año pasado y me ha actualizado la foto, que en la del año pasado tenía poco pelo, pero más que este. A mi prima le han pillado los diez dedos, aunque ha tenido problemas para hacerlo, no lo leía bien, pero sin mayor proeblema. 

La única ventaja de la tediosa cola de inmigración es que cuando llegas a recoger la maleta, las maletas ya están allí, incluso vomitando de dar tantas vueltas, así que una vez recogidas, pasamos a entregar el papel de que no metes nada sospechoso y por fin después de una hora y media, tres cuartos, puedes decir que estás en yankeelandia... aleluya.

Para ir al hotel hemos cogido un shuttle. Lo han llenado y hemos tenido a otro niño cantor, aunque este de algo más de edad, pero en un espacio más reducido... una gracia, a eso le tenemos que sumar que nos ha tocado el Hamilton de los Shuttle, que el tráfico en esta ciudad es caótico y tenemos un cóctel de lo más curioso que te hace dar las gracias a todos los santos cuando te dejan en el hotel sano y salvo.

El hotel es nuevo y no tiene check-in, es autochek-in, pero conmigo no ha funcionado muy bien y me lo han hecho a mano. Nos han dado la habitación 837 y nos han traído hasta ella, pero resulta que al abrir la puerta nos ha dado un golpe de olor extraño que no nos ha gustado nada, tampoco al chaval que nos traía las maletas, así que nos han cambiado la habitación y estamos una planta más arriba, en la 9, mucho mejor, la verdad.

Una vez instalados nos hemos ido a dar un paseo hasta Times Square, que lo tenemos a quince minutos andando del hotel y luego hemos cenado en el Hard Rock. Después al hotel y ahora a descansar, que mañana vamos a la estatua de la libertad.

Entrada originalmente publicada en Fotolog el 27 de Septiembre de 2011.